Cómo alcanzar sabiduría

27404_100001140311070_6582_n

Proverbios 3

Autor: Salomón, hijo de David, Rey de Israel

Exhortación a la sabiduría

    1Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza,
         y tu corazón guarde mis mandamientos,    
    2porque largura de días y años de vida
         y paz te añadirán.
   
    3La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti;
         átalas a tu cuello,
         escríbelas en la tabla de tu corazón.
   
    4Así hallarás favor y buena estimación
         ante los ojos de Dios y de los hombres.
   
    5Confía en el SEÑOR con todo tu corazón,
         y no te apoyes en tu propio entendimiento.
   
    6Reconócele en todos tus caminos,
         y El enderezará tus sendas.
   
    7No seas sabio a tus propios ojos,
         teme al SEÑOR y apártate del mal.
   
    8Será medicina para tu cuerpo
         y refrigerio para tus huesos.
   
    9Honra al SEÑOR con tus bienes
         y con las primicias de todos tus frutos;
   
    10entonces tus graneros se llenarán con abundancia
         y tus lagares rebosarán de mosto.
   
    11Hijo mío, no rechaces la disciplina del SEÑOR
         ni aborrezcas su reprensión,
   
    12porque el SEÑOR a quien ama reprende,
         como un padre al hijo en quien se deleita.
   

Beneficios de la sabiduría

    13Bienaventurado el hombre que halla sabiduría
         y el hombre que adquiere entendimiento;    
    14porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
         y sus utilidades mejor que el oro fino.
   
    15Es más preciosa que las joyas,
         y nada de lo que deseas se compara con ella.
   
    16Larga vida hay en su mano derecha,
         en su mano izquierda, riquezas y honra.
   
    17Sus caminos son caminos agradables
         y todas sus sendas, paz.
   
    18Es árbol de vida para los que de ella echan mano,
         y felices son los que la abrazan.
   
    19Con sabiduría fundó el SEÑOR la tierra,
         con inteligencia estableció los cielos.
   
    20Con su conocimiento los abismos fueron divididos
         y los cielos destilan rocío.
   
    21Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos,
         guarda la prudencia y la discreción,
   
    22y serán vida para tu alma,
         y adorno para tu cuello.
   
    23Entonces andarás con seguridad por tu camino,
         y no tropezará tu pie.
   
    24Cuando te acuestes no tendrás temor,
         sí, te acostarás y será dulce tu sueño.
   
    25No temerás el pavor repentino,
         ni el ataque de los impíos cuando venga,
   
    26porque el SEÑOR será tu confianza,
         y guardará tu pie de ser apresado.
   
    27No niegues el bien a quien se le debe,
         cuando esté en tu mano el hacerlo.
   
    28No digas a tu prójimo: Ve y vuelve,
         y mañana te lo daré,
         cuando lo tienes contigo.
   
    29No trames el mal contra tu prójimo,
         mientras habite seguro a tu lado.
   
    30No contiendas con nadie sin motivo,
         si no te ha hecho daño.
   
    31No envidies al hombre violento,
         y no escojas ninguno de sus caminos;
   
    32porque el hombre perverso es abominación para el SEÑOR;
         pero El es amigo íntimo de los rectos.
   
    33La maldición del SEÑOR está sobre la casa del impío,
         pero El bendice la morada del justo.
   
    34Ciertamente El se burla de los burladores,
         pero da gracia a los afligidos.
   
    35El sabio heredará honra,
         pero los necios hacen resaltar su deshonra.
(Biblia de las Américas)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

Scroll al inicio