En este capítulo trataremos con una de las formas en que satanás procura conducir a los creyentes al pecado. Este método consiste en mostrarles que hay placer en el pecar, ocultándoles la tristeza y las consecuencias que el pecado les traerá. El pecado puede parecer muy placentero y satanás quiere que los creyentes piensen acerca de él de esta manera.
El diablo sabe que si caemos en el error de pensar así, el pecado nos parecerá muy «atractivo» y nos olvidaremos de la verdad que el pecado es cruel y dañino. Dios les dijo a Adán y a Eva que no comieran del fruto del árbol o morirían, más satanás dijo a la mujer que comiendo del fruto serían como dioses. Satanás hizo que la desobediencia pareciera muy atractiva y placentera. Satanás continúa haciendo lo mismo hasta el día de hoy. Por ejemplo, en el desierto trató de tentar a Jesús en la misma forma. Le enseñó a Jesús todos los reinos y su gloria, ofreciéndoselos a condición de que Jesús le adorara. Cuan hermoso y atractivo trató de presentar el pecado. Sin embargo, Jesús no fue seducido por la astucia del diablo.
¿Cómo pueden los creyentes resistir a satanás, cuando hace que el pecado sea tan atractivo?
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